| Por Fabio Martínez | El Museo Jairo Varela sería un capítulo del Museo de la Música, que tanto necesita la sucursal del cielo | Nadie discute que la voz de Celia era única y singular. Parada en el escenario, era toda una performance desbordante de alegría contagiosa y montuna. Tuve la oportunidad de verla por primera vez en el Madison Square Garden de Nueva York, y desde esa época no solo me cautivó su voz, sino también sus vestidos de lentejuelas, sus pelucas y sus zapatos supersónicos. Publicado en El Tiempo, | 28 de diciembre de 2015 | [Leer más] |
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